Riquezas y descubrimientos inimaginables estaban a punto de suceder en el corazón de una ciudad ocupada, en la jungla de asfalto donde los sueños frecuentemente perecen en los vientos de la realidad. Todo comenzó con un hombre llamado Jack que era rico en curiosidad pero pobre en recursos. Jack lograba llegar a fin de mes con su flujo de trabajos ocasionales en un apartamento pequeño y ruinoso en las afueras de la ciudad. Su existencia se caracterizó por la tranquilidad hasta un día trascendental en el que el destino le deparó una sorpresa inesperada.
Mientras Jack hurgaba en una pila de artículos desechados cerca de un almacén inutilizado, sus ojos vieron un destello de algo metálico escondido debajo de los escombros. Intrigado, cavó más profundamente, sus manos temblaban de emoción mientras sostenía un cofre pequeño y ornamentado. Con manos temblorosas, abrió la tapa, sin apenas atreverse a creer lo que había dentro.
Para su total asombro, el cofre estaba lleno hasta el fondo con monedas de oro, brillando en la tenue luz como rayos de sol en un cielo tormentoso. El corazón de Jack se aceleró al darse cuenta de la magnitud de su descubrimiento. Este no era un tesoro cualquiera; era el ѕtᴜff de ɩeɡeпdѕ, del tipo que susurraba sobre riquezas incalculables y secretos ocultos.
La noticia del hallazgo de Jack se extendió como una mariquita por la ciudad, atrayendo la atención de buscadores de tesoros, historiadores y buscadores de fortalezas de todas partes. La noticia del tesoro de oro más grande jamás encontrado provocó ondas de choque que recorrieron el mundo, provocando un frenesí de especialización y entusiasmo.